Acerca de la llamada "muerte"

El camino del peregrino

 


 

            Todo aquél  que cumple los Mandamientos reconoce y experimenta a Dios en sí mismo, habla de la palabra viva animada por el Espíritu de Dios.

 

 

Quien vive la palabra viva – la vida que proviene de Dios – no verá nunca la muerte porque ve la vida eterna. Sólo se desprenderá de su envoltura física que es de la tierra y vuelve a la tierra.

 

El cuerpo terrenal pertenece a la tierra porque es de la tierra, pero el cuerpo espiritual pertenece a Dios porque procede de Dios.

 

Quien sólo mira el cuerpo corruptible no entiende mis palabras porque para él sólo la vida terrenal es la vida. La vida verdadera, sin embargo, es Dios, y el cuerpo espiritual procede de Dios, de la corriente eterna, en Él se mueve y nunca muere.

 

No obstante, el alma puede permanecer durante mucho tiempo en las tinieblas si el hombre sólo ha pensado, hablado y actuado de forma sombría. Ésta es la muerte espiritual porque el alma cargada sólo se fija en lo corruptible considerándolo la vida verdadera. Pero todos aquellos que consagran su vida a Dios, pensando noblemente, empleando palabras puras y actuando legítimamente, llevan en sí la luz, y entrarán en la luz después de la muerte física. Es decir, no permanecerán en las tinieblas, en la muerte espiritual.

 

Quien guarde la Ley de Dios, la palabra que proviene de Dios, no degustará la muerte espiritual, pues ya en vestido terrenal estará viviendo en Dios. El cuerpo físico es sólo la envoltura  del cuerpo espiritual,  pero no  puede vivir sin el cuerpo espiritual - el alma- en el que está el manantial de la vida, el fluir de la vida, Dios.

 

El hombre espiritual que únicamente se orienta a Dios guardando su palabra y cumpliendo la Ley de la Vida, se desprenderá de su envoltura – el cuerpo físico – cuando a éste le haya llegado el tiempo en el que vuelva a ser tierra.

 

Quien está en la luz de la verdad se fija en todo momento, en la buena esencia de su prójimo, en la verdad, y le servirá y ayudará desinteresadamente. Cierto que no apartará la mirada de lo oscuro sino que lo contemplará desde la luz de la verdad, y si es indicado, llamará la atención sobre ello.