Seres encantados depositan a los pies del Arco Iris péndulos de oro, y como una recompensa, espera al más afortunado, al más merecedor y al más valiente de los hombres.
¿Quién sabe si alguna vez se han llegado a encontrar esos tesoros?
Sin embargo, el Arco Iris realmente lleva un tesoro consigo: el don de la esperanza que conduce al corazón a la plegaria, al deseo de recibir un premio tras la prueba del sufrimiento. Y ese premio es el de "la gracia", con la que el Padre bendice al hijo de corazón sincero, que abandona toda duda y se da cuenta de la existencia de ese "Sol" por muy oculto que esté tras las nubes, tomando conciencia de que nunca ha estado solo.
No dejes que los fracasos te desanimen y que siempre sea la lógica del intelecto la que diga la última palabra. Permite que la esperanza reconforte tu corazón. Así es como podrás recibir la belleza de los colores y podrás absorber su energía.
En las cumbres de las montañas azules, más allá de las antiguas tierras, que después los hombres llamaron "continentes", existe un Elfo que vive en regiones solitarias entre las cimas de unas montañas tan altas, que tan sólo las grandes águilas pueden visitar. Desde esas inaccesibles alturas, Él escucha las voces lejanas de los seres humanos que llegan hasta allí, mezcladas con los sutiles cabellos del viento.