Un Mensaje de Amor
El Huerto Secreto

 

          Un mensaje de amor, que el alma ya puede descifrar. ¡Escuchad cómo se funde con los sonidos de todas las criaturas!...


          También nosotros como vosotros, somos pájaros, flores, viento y lluvia, tierra y sol. Somos un poco de todas estas cosas y estamos un poco en todas ellas, unidos por invisibles hilos de luz que recorremos juntos la trama de la infinita Creación y en cada cosa, encontramos el mismo soplo de vida.


      Durante la noche, cuando los rumores del día se van calmando poco a poco hasta cesar totalmente, es cuando la percepción se hace mucho más sutil y los sentidos, que han dejado de ser perturbados, se vuelven mucho más agudos despertándose de ese silencio. Las cosas de los alrededores asumen diversas formas y parecen cobrar vida entre el juego de las sombras.


          Permaneced en el corazón de la noche atentos a cada susurro; a cada crujido; al más pequeño murmullo…

Tranquilos hermanos, pero atentos; dejaos rodear por esa atmósfera mientras esperáis el sagrado reposo del sueño. Conservad esa sensibilidad, esa misma disposición del alma que os permite a todos alcanzar el conocimiento de las cosas mismas mientras las observáis para conocerlas, mientras las escucháis, mientras aprendéis de ellas; mientras aprendéis a amarlas; mientras descubrís de repente que hay “algo” en vuestro interior que hace que vuestro corazón lata con más fuerza; con una bella y desconocida emoción…


       Y es como si un nuevo “Yo” viniera a vuestro encuentro y tuvieseis que aprender a amarlo conociéndolo poco; un nuevo “Yo” que siente y percibe el aspecto oculto de las cosas sin dejarse trastornar por la mecánica frenética de la vida y no está atado a ella porque intuye la libertad del espíritu. Y entonces podréis sentir que ese “Yo” es vuestra alma y que no es algo que esté separado de vosotros. ¡Vuestra alma, que conoce la sonrisa de la profunda alegría! ¡Así es como podréis encontrar vuestro propio centro y volveros conscientes de su presencia en vuestras vidas!


       ¡No os olvidéis de vosotros! ¡No os olvidéis entre la anónima multitud de pensamientos ociosos e inútiles! ¡Dejar de pensar en el pasado y también en el futuro! ¡Vivid el instante presente al igual que todas las cosas que viven con vosotros y en vosotros, en el mismo tiempo del tiempo!