Los planos de purificación y los planos de preparación están compuestos de sustancia más o menos condensada, de sustancia espiritual más o menos transformada hacia lo inferior, que denominamos globalmente "sustancia sutil". Estos ámbitos y formas se corresponden, en su vibración, a las almas que habitan estos planos, que son para el alma una realidad, tal y como la materia lo es para el hombre.
De la misma manera que el Espíritu Divino tiene en la Tierra varios niveles de enseñanza para que las almas y los hombres puedan evolucionar y alcanzar los grados superiores de la conciencia, a fin de poder entrar después como almas en los ámbitos de vida superiores, así también sucede en los ámbitos de las almas. También en los planos de purificación, en las esferas del más allá, existen los niveles de enseñanza en el camino hacia Dios. Cada alma es libre de aceptar las enseñanzas o dejarlas.
Si un alma quiere aprender a vivir, cada vez más, en el Espíritu Divino y salir de la estrechez de su nivel de conciencia, los ángeles instructores, también llamados espíritus instructores, le cumplen este deseo inmediatamente. Los mensajeros de Dios están siempre dispuestos a servir y ayudar a sus hermanos almas, pero como se respeta el libre albedrío en todo momento, los mensajeros de Dios esperan hasta que sus hermanos almas deseen sus servicios y ayuda de corazón.
Sin un ruego honesto, no hay ninguna ayuda. Esta es la Ley de la libertad absoluta. Los seres de luz se acercan a los hombres e igualmente a las almas en el más allá, cuando alma y hombre lo quieren.
Cada ser espiritual puro tiene un nombre celestial eterno que está unido con la Ley irradiante eterna: Dios. También cada hombre tiene un nombre. Cuando nace un niño, su nombre, sobre todo su nombre propio, corresponde al nivel de conciencia de su alma. De acuerdo con la evolución del alma en el hombre, cambia el nombre del alma. El nombre propio permanece igual para el hombre, no así el nombre de la conciencia del alma. Éste es similar al nivel de la conciencia. Por consiguiente, el alma cambia su nombre según su nivel de conciencia.
La irradiación del alma es también su nombre que, a su vez, está grabado en la computadora causal. Al alma se le llama por su nombre de estado de conciencia actual. Tanto si el alma se desplaza por la noche, cuando el cuerpo duerme, a los planos correspondientes a su nivel de conciencia, como si abandona el cuerpo, después de la muerte física, conoce su nombre de conciencia en cada momento, con el que se le llamó y se le sigue llamando. El alma será llamada por su nombre de conciencia momentánea, bien por seres elevados luminosos, por almas de luz, o bien por almas oscuras. Depende de su estado de conciencia o de la compañía con quien se encuentra.
Cuando el alma vuelve a encarnarse, emite su nombre de conciencia a través de la envoltura física. El nombre de conciencia se irradia en el mundo de sensaciones de la madre, del padre o de ambos. En ellos se va formando el nombre propio de su hijo terrenal y éste será el nombre que el hombre lleve en este mundo, en la Tierra; por tanto, no hay casualidades al dar el nombre a un hijo.
Si el alma va cayendo por causa del pecado, cambia entonces el nombre del alma, y cuando el alma va evolucionando hacia lo superior, también los nombres se vuelven más espirituales, más finos y más celestiales.
Cuando el alma haya alcanzado la perfección, es decir, haya llegado a ser otra vez un espíritu puro, tendrá de nuevo su nombre celestial que corresponde a su ser completo que vive en Dios.
En todos los relatos y escritos podemos leer que el hombre está en la Tierra - la escuela de la vida - para transformarse y volver hacia Aquel que lo ha creado como ser espiritual puro, Dios nuestro Padre.