Yo Soy la Vida
Claves espirituales

          Queridos hermanos, un párrafo de la Ley Absoluta. ¡Sintámoslo!. En este párrafo está todo el Cielo:

 

¡YO SOY LA VIDA!

 

       ¿No podemos decir esto también nosotros si afirmamos que somos seres puros en Dios? Pues la herencia celestial es nuestra vida, es el Ser comprimido, ¡Somos nosotros mismos!

 

        “YO SOY LA VIDA -dice Dios- EN TODO LO QUE ES” y nosotros somos los herederos del Reino Espiritual, poseemos todo lo que Es. Esta es la constitución de nuestro cuerpo espiritual.

 

            La herencia espiritual está formada por las siete Fuerzas Básicas de Dios. Las siete Fuerzas Básicas son la Ley Eterna, el Universo. La Ley fluye por todos los reinos, por todos los seres, fluye por los Reinos de la Naturaleza, por los astros, por todo lo que Es.

 

          La herencia celestial es la Fuerza Luminosa en nosotros, por eso no hace falta ningún sol que irradie a los seres puros. Los seres puros son ellos mismos el sol porque la herencia divina, el Infinito, luce en los seres espirituales.

 

         Nosotros, hombres, tenemos que  llegar a conocer primero el saber acerca  de  las Leyes de Dios.  Si realizamos el saber espiritual, alcanzamos sabiduría. Entonces, ya no tenemos que preguntar cómo es esto o aquello, ya no tenemos que buscar las interacciones entre Cielo y Tierra.

 

           La sabiduría en Dios sabe acerca de todas las cosas porque los seres en Dios son sabios. El saber por sí solo no tiene sabiduría, sólo el saber realizado trae sabiduría y la sabiduría no pregunta, sabe acerca de las Leyes Divinas, acerca de las interacciones del Ser Divino.

 

         La Ley Absoluta sólo escuchada o leída no nos trae la sabiduría. La realización de lo que día a día se nos presenta nos conduce a la sabiduría divina, a la comprensión de todas las cosas espirituales. Únicamente mediante la realización llegamos de nuevo a lo Absoluto, pues Dios, nuestro Padre, es Absoluto, y nosotros en Dios somos seres absolutos perfectos.