Diamante en bruto es el alma
que nace de Dios,
y sin prisa y con calma
llega a encontrar su resplandor.
Luz divina que a todos mece
y con todo su amor enaltece
a todo ser viviente
que surgió de su Luz esplendente.
Camina largo y tendido
en busca de su evolución
y nunca queda perdido
pues le guía el Amor.
Nunca quedará parado
en el camino de su evolución
pues siempre encontrará un amigo
que le dirá: ¡Venga dormilón!
Esa es la cadena del amor,
la que nuestro Señor enseñó,
que si encuentras a un necesitado en tu camino
dale tu mano y dile: “Ven, te amo”.
Qué bello es el amor
que de hermanos nace,
como un gran resplandor
buscando a su Padre Creador.
Es el amor por el amor mismo,
el que no busca ninguna recompensa,
el que siempre da y nunca espera
que le devuelvan la moneda.
Ese amor Jesús entregó
a quienes encontró en su paso,
y en todos siempre dejó
un consuelo y un remanso.
¡Decid a todos los hombres
que busquen en su interior!
¡Que en todos existe un alma
que les entregó su Creador!
¡Que dejen las cosas feas
que a nada pueden conducir,
sólo a tropezar en su carrera
y al principio volver a ir!
¡Meditad hombres de la Tierra
cuál es vuestro caminar!
¿No veis que es el fin de la era
y aún dormidos podéis estar?
No es ese deseo
el que Jesucristo puede tener
pues son llegados los tiempos
y el rebaño tiene que recoger.
Y ¿Qué es lo que encontrará
si en ese camino os empecináis?
Sólo ignorancia y terquedad
pues en la oscuridad os encontráis.
Alerta hermanos míos
y mirad vuestro comportar.
¿Es que ya no recordáis los mandamientos
que Moisés os pudo entregar?
Recordarlos…
y analizar vuestro comportar
y veréis que contra ellos
siempre en algo pudiste errar.
Recordad las palabras
que el Señor os pudo entregar,
que el alma es inmortal
y esa es la que tenéis que cultivar.
Levantad vuestros corazones
en un nuevo vuelo de amor
y rechazad tantas traiciones
a las que vuestra carne os llevó.
No penséis que ya es tarde
pues el Señor os espera.
¡Que a todos os entrega
de su amor y sus fuerzas!
Sólo mirad a lo alto
y allá en el cielo veréis
la cruz del firmamento
que en vuestro corazón llevaréis.
Nuestro Señor os está esperando
para ver vuestro renacer
y que nadie en el mundo
pueda quedar sin crecer.
Él volverá al mundo
a recordar del ayer.
De sus enseñanzas de antaño
que a todos nos pudo verter.
Ahora será el momento
de todos volver a Él,
pues no habrá otro momento
de poder volverlo a hacer.
Así que hermanos, ¡Adelante!,
¡Comenzad vuestro amanecer!
y no dejéis que se os pase
la oportunidad que os vienen a traer.
Que la Luz, la Paz y el Amor os acompañen
y en vuestro camino siempre os puedan guiar.
No dejéis que de nuevo os engañen
y caigáis de nuevo en la oscuridad.
Ángel Guardián del Mundo