Todos Unidos en el Amor


  

¡Resuenan las campanas!… 

¡Tilín!... ¡Talán!...

¡Todas las campanas pueden sonar

al dar la bienvenida

a todos aquéllos que pueden llegar

a los pies del Gran Maestro

para su dicción empezar!

 

Todos sentados en un gran monte

se pueden hallar.

Millones y millones de seres

rodeándole pueden estar,

y Él, con su luz de claridad,

que no hay uno sólo que no la perciba

porque así ha de ser en su dialogar.

 

Le miramos todos en su esplendor,

con esa luz que casi nos puede cegar,

de ese amor puro de energía celestial.

Y digo celestial, porque no podéis comprender y llegar

a esa excelsitud, para verle con ese temperamento,

esa grandiosidad.

 

Nos mira con su hermosura,

con su gran humildad,

con esos ojos… ¡brillantes, traslúcidos,

que se meten en nuestra interioridad!

 

Nos quiere dar una lección.

Pues así ha de ser… y hemos de empezar:

 



 

(comienza a hablar el Maestro....)

 

"Hermanos de mi amor. Todos unidos en el amor, en ese gran amor incondicional que a todos nos une.

 

Unas  palabras os quisiera recordar, y sabéis que no es aprender, sino recordar lo que lleváis grabado en vuestro interior.

 

Abrid vuestro arcano interior,  porque cuantas más veces profundicéis en vuestro mundo interno,  más veces podéis llegar a Mí,  y podréis llegar a la excelsitud del Universo donde todos estamos laborando. ¡Introduciros en vuestra interioridad, donde entraréis en el mundo del alma y del espíritu!

 

Entrad en meditación. Haced una meditación, al menos una diaria para que conectemos y podamos daros trabajos que debéis realizar, que aunque a veces no se puedan realizar de día, de noche se pueden ejecutar. Hay ocasiones que queremos llegar a vosotros, y en vuestra actividad diaria, mi cabida no puede llegar porque estáis absorbidos en la  materia y no dais paso a la espiritualidad. Por eso os digo hermanos: dejad un poquito de tiempo a vuestra interioridad, para que el alma empiece a trabajar al unísono de tantos y tantos hermanos como en conjunto podemos laborar.

 

Sois muchos grupos de hermanos que estáis trabajando para limpiar y sanar esta humanidad, y así sea Padre, porque así me lo mandas, y así yo os lo tengo que decir con mi amar.

 

A todos los que llegáis, y digo millones, porque en estos momentos millones de personas están en colectivo unidos a mi amar. A todos, en muchas ocasiones que llegáis de esta forma, os doy mi alabar, para ir refrescando el camino que todos debéis de andar, para que ese camino sea radiante… ¡y ya no haya más dolores!,  ¡ya no haya más penumbras ni pesares!

 

¡Benditos seáis todos!, porque todos estáis hambrientos de amar, y así es como se van arreglando las cosas aunque veáis que el mundo cada vez peor puede andar. Pero no os preocupéis, porque serán miles las cosas que han de pasar, y será la luz la que ilumine la miseria, la oscuridad.

 

Pensad que estamos todos unidos, unidos en el trabajar. Nadie quedará fuera del entorno, sino que a todos les podremos llamar, y así, adentrarnos juntos en esa quedada que haya para poder trabajar. Da lo mismo que sea a una hora u otra, ¡qué mas da!, porque este pensamiento y este amor colectivo que se irradia es para la  humanidad. Si no es en unos momentos es en otros. Son los momentos de recordar que lo que debéis llevar en cada paso es… ¡EL AMAR!

 

Mi bendición a todos por igual, y no me voy, porque con todos me puedo encontrar; y allá donde uno piense en mí, o más de uno se puedan unir, siempre estaré en su acompañar".

Él.