Silencio en las masas… silencio,
que es la hora de escuchar
a Aquél que trae en su manto
el Amor y la Verdad:
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Ovejas todas de mi Reino infinito
que os cubro con la luz de mi inmortalidad,
y no quedará ni un solo rinconcito
al que no llegue la extensión de mi amar.
Soy vuestro Maestro muy amado,
vuestro Mesías de esta humanidad,
y vengo a entregaros mi corazón amado
para iluminar al mundo a una nueva realidad.
El mundo se está apagando
en las luces de la fatuidad,
y está comenzando
una nueva forma de mirar.
¡Abrid vuestros corazones mis amados,
ovejas que por este mundo caminando vais,
que tenéis que escuchar todas mi llamado
para que este mundo se pueda transformar en el hoy!
¡Ya no hay más prórrogas ni oportunidades,
que muchas son las que se han dado ya,
y ahora hay que afrontar las realidades
de ese cambio que ha de llegar!
El Universo está clamando
por elevar este mundo a una nueva potencialidad,
donde ya no haya precariedades ni indefensiones,
como hasta ahora se han podido realizar.
Es el momento de dar paso a la Justicia,
que con su espada de fuego al mundo pueda acrisolar,
liberándole de toda penuria, de toda estulticia
que le pudiera declinar.
Hay que elevar al mundo de estamento,
a uno de más alta vibración,
y ya no pueden quedar detrimentos
que lo alejen de esa nueva conexión.
El mundo ha de estar conectado al infinito
en una nueva y más alta vibración
donde ya no exista nada que lo deje parado ni proscrito
porque en él reine ya la verdadera luz y amor.
Son tiempos de cambio y progreso
a una mayor evolución,
y el mundo ha de seguir ese camino preparado
desde los más altos cielos,
donde las altas jerarquías rigen su evolución.
¡Veníos pues ovejas mías
a este llamado que os hace mi corazón,
para que todos unidos forjemos este nuevo mundo
con esta nuestra bella ilusión!
La mente lo es todo
cuando se aúna a la voluntad de Dios,
pues dispone de toda la energía necesaria
para realizar tan gran transformación.
Sólo hay que poner la voluntad decidida
de unirse a esa bella misión,
y que cada uno coja su vara de medida
y cumpla con su misión.
¡Veníos pues todos ovejas mías!
¡Veníos a encontrar el amor puro
en vuestro propio corazón,
que sea la más bella guía
que haga que vuestros pasos sean rectos,
hermosos y siempre en la sabiduría mayor!
Es la hora de que la armonía
reine en este mundo para esta bella misión,
en la que todos en uno formaremos una gran sinfonía
cuyas notas canten alabanzas a nuestro Padre Amor.
¡Amor para todos!,
¡amor a raudales vierto desde mi propio corazón
para que llegue a este mundo
que desde sus anales busca su liberación!
¡Liberación de la tristeza!
¡Liberación de la precariedad!
¡Liberación de toda bajeza
para despertar a una nueva libertad!
¡Libertad del espíritu
que ha encontrado su origen genial
en comunión con el Universo entero
que no es otra cosa
que la imagen de nuestro Padre Celestial!
Extensión de su pensamiento,
extensión de su voluntad,
en esa bella recreación
de su pensamiento obrando en perfección genial.
¡Unámonos a ese pensamiento
en la armonía de la creación!,
para que todo sea un bello discernimiento
de saber quiénes somos, a qué hemos venido
y cuál es nuestra bella misión:
¡Servir al mundo para su reconstrucción!
¡Servir al mundo para su transformación!
¡Servir al mundo para su recreación
en esa bella forma hermosa y divina
que está en el pensamiento de Dios!
¡Adelante hijos míos,
ovejas mías, heraldos de mi amor,
en esta misión que os entrego
para el mundo en su redención!
Para ello os entrego todos mis atributos
que el Padre me entregó,
hacer buen uso de ellos
con sólo la voluntad de servir al amor.
¡Todo os lo entrego ovejas de mi amor!
Vivid pues para Dios por entero
y dejad lo demás,
para que sólo vibre en vosotros… ¡El Eterno Amor!
Yo os bendigo con mi amor eterno,
con la luz de mi corazón,
para que se abra un canal en vuestra mente
donde baje el agua grandilocuente
para derramarla en nombre de mi Amor.
Él.