La belleza, el amor, son patrimonio de la humanidad…

¿Qué haces, humanidad inconsciente,

huyendo de aquello que te pertenece?

 

¿Qué rumbo has tomado, que te separa de tu propia naturaleza?

¿Qué recónditos pensamientos has hecho aflorar,

para que se vea tan triste el escenario que has podido crear…?

 

Levanta, amada mía; levanta de tu letargo…

Alza tus manos, que Yo te tiendo la mía para llevarte a buen puerto…

 

Mira, mira a tu alrededor

y encuentra esas señales

que están por todas partes

y que te hablan de amor, de libertad, de pureza…

 

¡Eso eres tú!,

no la bajeza que aparentas;

no la tristeza ni el desamor;

no la guerra ni la codicia ni el deshonor.

 

Tú, mi amada bella…;

así te ven mis ojos,

así te ve mi Amor,

que te llama anhelante de tu amor.

 

¡Ven, ven amada mía!,

que Yo te mostraré el camino de tu libertad.