El Consejo del Pequeño Cangregito


Amigos, ¿Quién de vosotros no ha visto algún cangrejo bien en un río o entre las rocas situadas a la orilla del mar? ¡Es algo digno de contemplar! También en estos animalillos puede anidar la soberbia…

Son dos cangrejos, uno muy grande y otro pequeño y jovencito. Estaban acostumbrados a pasear juntos. Avanzaban sobre la arena de la playa. Despertaban grande admiración entre tantos animalitos marinos y era hermoso contemplar la gran belleza: medusas, langostas, caballitos de mar y pececillos de distintos colores que abrían la boca, pasmados ante la belleza de los dos cangrejos.

El más grande se sentía orgulloso de su poder y majestuosidad; por eso miraba siempre por encima de su caparazón a sus innumerables admiradores. Se sentía superior a su joven compañero.

Un día, el cangrejo más grande vio horrorizado cómo su compañero andaba de costado, casi atravesado.

- ¡Qué vergüenza, ir en compañía de semejante zoquete! ¿Por qué no aprendes a andar como los cangrejos decentes? -le dijo el cangrejo grande a su compañero.

Este no dijo nada y observó que su compañero también andaba de costado.

- “Antes de ver la paja en el ojo ajeno, mira la viga que tapa el tuyo amiguito”.

No conviene fijarse demasiado en los defectos de los demás porque bien seguro es que nosotros mismos estamos llenos de ellos. Por eso, hay que ser humildes y precavidos.