- ¡Cuántos tiempos recorriendo este túnel!, un túnel sin fin en la oscuridad donde vamos andando sin prisas y tampoco sabiendo a dónde llegar.
Se van uniendo, poco a poco, aquellos que quedaron enterrados, en las minas…
Perdonadme, pero, cómo podría decir…, que para beneficio de unos pocos, nada más…
¡Qué infrahumano es meterse dentro de la tierra, y a veces, no salir de ella!
Cada vez que bajamos a la mina, nos despedimos de los familiares porque no se sabe si hemos de subir otra vez, y eso, día a día, hace a una persona enloquecer.
Dolorosos sufrimientos quedan en la superficie porque es un trabajo… no en el agradar, pero sabiendo que no hay otra cosa para poder ganar un cacho de pan.
Son tantas minas, y diferentes minas en esta Tierra, para ir cavando poco a poco y sacar aquello que dé beneficio a unos pocos…
Siempre en las oscuridades estamos sin parar, aunque tengamos una pequeña antorcha que nos pueda alumbrar.
Pero ¡Qué vida tan insalubre!, año tras año en el llevar, y ahora, hermanos nuestros, una luz hemos podido vislumbrar. Una luz grandiosa que aquí nos ha podido traer para poder llegar a vosotros y que nos podáis comprender.
.-Os comprendemos hermanos queridos, y la luz que estáis viendo es la luz de la nueva vida que hoy comenzáis, a partir de ahora. La luz de un nuevo camino de luz y esperanza que hoy se os presenta. ¡Ya terminasteis vuestra misión en la Tierra con esas minas en las que trabajabais!
Pero ahora es el momento de que emprendáis una nueva vida, una vida más allá de este mundo terrenal; una vida que continúa por los planos siderales donde la vida es más hermosa y más bella.
- ¡Tanto ha costado el ir por este túnel!, que pensábamos que no tenía salida nunca más. Pero al fondo vimos un gran arco con gran luminosidad.
¡Y vimos radiante la salida!, allá donde hemos podido llegar, y vemos que hay un Sol esplendoroso dándonos la bienvenida por este caminar.
.- ¡Abrid vuestro corazón a ese Sol maravilloso! ¡Entregadle todo vuestro amor! ¡Abrid vuestra mente hacia un espacio celeste que se abre para vosotros, donde encontréis un mundo mejor!
Dad gracias por esa luz que os esperaba, ¡Porque también es el merecimiento que vosotros habéis podido alcanzar!, que cuando uno trabaja según el camino que ya tiene escrito, llega el momento de poder recuperar y encontrar ese Sol maravilloso que os espera para un nuevo caminar.
- Yo sé que hay mucho amor entre los mineros, porque somos una gran familia y pensamos en los pobres hijos, esposas que dejamos atrás.
Pero os quería pedir que vuestro pensamiento fuera más allá, a todas aquellas minas donde tantos esclavos quedan aún por trabajar.
¡Son tantos los lugares del mundo donde tantos obreros trabajan sin parar…!, que si antes había esclavos, ahora hay muchos más. Las peores minas, las de los diamantes, donde allí… ¡Qué dolor!... ¡Qué dolor!, donde tantos niños nos llegan, ¡Porque allí no hay edad para trabajar! Y nos llegan continuamente a reencontrarse con nosotros, aquellos mineros que en aquellas minas mueren sin cesar, y los tapan los gobiernos como si nada hubiera pasado en el lugar.
Y nos vienen a cientos sin parar, pero salen de aquellos yacimientos aún en el encontrar, que si fuera por nosotros… ¡No se encontrarían nunca más!
¡La Tierra es de la Tierra, y nada más, y no para darle el capricho a las gentes por un diamante en el dedo llevar!, donde por un diamante, mueren cientos de seres, de almas en el poder llegar, de hambre, de trabajo, de sufrimiento y de violencia sin par.
.- Vamos a por ellos con nuestro pensamiento, en el nombre de Cristo, nuestro Avatar, para llegar a tantos como están en esas minas, trabajando en ese sufrimiento sin par.
Les llevamos nuestro pensamiento, nuestro amor y fuerzas en su caminar, para todos juntos ayudarnos los unos a los otros, para que encontremos el camino hacia nuestra salvación.
- Gracias, gracias hermanos, que no nos conocemos de nada, pero sólo con vislumbrar vuestra luz, sabemos que hemos llegado al sitio ideal. Y aquí nos tienen esperando, en una gran puerta que no sabemos dónde nos llevará, pero hay unos hermanos vestidos de blanco que como antorchas, nos alumbran sin parar y nos dicen:
“Id pasando, por caridad, que saldréis limpios y gozosos para un nuevo comenzar”.
Y allá vamos todos, con la mirada en ese nuevo comenzar.
.- Que el amor guíe vuestros pasos y nuestro cariño os acompañe en esa nueva vida en el amar, y en la luz del Padre que a todos nos envuelve con su infinito amar.
- Así sea y gracias, nada más.