Amnistía para las almas que perdidas fueron

        ¡Amnistía para las almas que perdidas fueron!

¡Amnistía para las almas que pudieron sucumbir!

¡Amnistía queremos para ellas

para que den un salto en su evolución,

en estos instantes, para sobrevivir!

 

El mundo tiene que dar un cambio muy rápido

y por ello, todas las almas se tienen que rápidamente transformar

y por eso pedimos amnistía para ellos

para que sean canceladas las deudas de atrás

 

o al menos, sean atenuadas

para que puedan avanzar más rápidamente

 

y entrar en esta nueva vida que puede empezar

y no quede ninguno retardado

y tenga que quedar a un lado, en otro lugar.

 

Ese es el deseo de mi corazón

que en estos momentos puedo expresar:

Que no quede ninguno perdido 

sino que todos lleguen hasta mi Padre Celestial.

 

¡La vida es hermosa y maravillosa

y quiero que todos la puedan sentir en su interior!

¡Que todos comprendan que son hijos muy amados

y dejen ya de vivir en el error!

 

Que dejen a un lado los sufrimientos,

los egoísmos, las vanidades

y tantos otros tropezares que les hacen caer

porque ¡no quiero verles sufrir más!

sino quiero que puedan gozar 

viendo la luz del Sol frente a ellos 

cómo les puede iluminar.

 

Así suplico Padre mío,

¡Ilumínales a todos, te lo ruego, por caridad!

¡Que no quede ninguno ofuscado en la oscuridad

sin querer abrir su corazón

a este mi amor que les puedo entregar!

 

¡Dadles Luz y Vida!

¡Dadles ese sentimiento mayor

que capte la esencia de su Yo Superior

que les llegue en plenitud  a su corazón!

 

Y comprendan que son viajeros

de un viaje eterno, que tienen que avanzar,

y que no tienen que seguir parados

ni anclados en el pasado

porque eso sólo trae sufrimiento y oscuridad.

 

¡Abrid vuestros corazones, hermanos,

hijos de mi amor, y sentid esta llamada que os hago

para que todos avancéis hacia el Amor!

 

¡No importa lo que hiciereis en el pasado!

¡No importa los tropezones que pudiereis tener!

Que sólo importa vuestro deseo decidido en estos momentos

de encontrar la luz de vuestro ser,

 

de comprender que sois hijos del Padre,

de comprender que nacisteis de su Amor,

de comprender que sólo por amor seremos salvos

cuando compartamos ese amor 

como hermanos que somos, hijos todos de Dios.

 

¡Avancemos todos juntos de la mano

a esa concordia fraternal 

en la que nada queda a un lado

y ninguno dejemos atrás!

 

Uniros a ese sentimiento que en estos momentos

os entrego con todo amor y verdad

y veréis cómo no hay nada más bello,

que todo lo demás no tiene importancia jamás,

 

que sólo el Divino Amor que sentimos en nuestros corazones

es el que nos hace progresar 

y el que nos hace sentirnos plenos

al estar unidos a su esencia genial.

 

Y entonces comprendes que no hay diferencias ni separaciones

sino que todos somos hermanos de una gran familia universal

que sólo tenemos que ayudarnos los unos a los otros

para comprender que en ello está la Verdad.

 

¡Qué importan las creencias!

¡Qué importan las diferencias!

¡Qué importan las separaciones que los humanos pueden hacer!

Lo único que importa es que todos somos uno,

¡un corazón unido a nuestro Gran Padre Celestial!

 

Vayamos todos unidos en ese camino,

vayamos todos unidos en esa hermosa conjunción.

Que nadie quede parado en el olvido

porque a todos os abro mi corazón.

¡Unidos en estos instantes

para culminar esta bella eclosión

y dar un salto de gigante 

para que este mundo encuentre su evolución!

 

Qué bello será cuando podamos caminar todos como hermanos

dejando a un lado todo sufrimiento y dolor

y no haya nadie que llore en el mundo,

ni que gima porque se encuentre solo y abandonado,

porque, como hermanos, allí estaremos para darle nuestro amor.

 

¿No es hermoso, hermanos míos?

¿No queréis uniros a este mi pensamiento veraz?

¿No queréis uniros a esta proclama de amor

que hago por la humanidad?

 

Todos somos uno.

No hay grandes ni pequeños

porque todos somos iguales a los ojos de Dios.

 

¡Vayamos todos unidos y contentos 

y dejemos que se expanda nuestra alma y nuestro corazón!

Así seremos felices,

así estaremos gozando constantemente de una vida mayor

porque ya no habrá cabida al sufrimiento

sino sólo a un gozo mayor.

 

¡Que la Luz Divina sea sobre todos vosotros, hermanos!

Así lo suplico de corazón.

Quedad todos en paz y veníos conmigo

a esa nueva alianza de Amor Celestial,

de concordia, de humildad y de pleno amor,

en que todos, como una gran familia,

caminemos unidos de nuestro Padre Amor.