Sigue viniendo a este Jardín


Alma que, surcando

la inmensidad del espacio,

raudamente llega a Mí.


Alma que volando,

volando sin descanso

halla el refugio, la dicha,

la paz en mi vivir,


pues llega a este mi cielo,

que lo es también de su vivir,

que lo es de todas las almas

que en vuelo, buscan este jardín…


lleno de flores sencillas

de gran perfume en su emitir,

de dulces y sentidas melodías

que transmiten alegría sin fin.


Alma que vuela sin descanso,

sigue viniendo a este jardín,

pues aquí hallarás siempre un remanso

de Paz, de Verdad, de Mí.


Es éste un jardín que cercano

está siempre de ti,

pues es en tu propio interior

donde ha germinado la semilla que Yo vertí.


Es tu jardín amado,

pues tanto es tuyo como de mí

y de todas las flores sencillas

que han seguido la estela de mi vivir.


Todas han buscado en mí refugio,

todas, cuando las tormentas de la vida

acosaban y angustiaban su vivir.


Todas las flores que, exhalando sus olores,

de este mundo han recibido el desprecio

y la opresión en su vivir.


Todas las florecillas que solamente

supieron amar, aun cuando las

tormentas de la vida, tanto,

¡Tanto las pudieron zarandear!


Ellas, aun estando ajadas por el viento,

aun maltratadas por el vendaval,

jamás han dejado de mostrarme,

en su merecimiento, su color especial,


su aroma limpio y puro

que se brindaba a todo ser

y se entregaba, sin mirar a quién.


Estas son mis florecillas,

todas las flores de mi jardín,

al fin, flores sencillas


que siempre espero, que siempre llamo,

que eternamente me tendrán

enamorado de su bello sentir.